El rebaño necesita pastoreo, un director de orquesta que los dirija y los lleve a buen puerto, seguro y alejado de todo peligro. Hay muchos lobos hambrientos de ovejas dispuestos a devorarla y, sin pastor, quedan a merced del peligro de serlo. Por eso, la necesidad de pastores es de primera necesidad, valga la redundancia.
Pero, no basta con tener pastores, sino que necesitamos el mejor, el único, el verdadero que pueda llevar a cabo esa misión. Y ese es JESÚS: "YO soy el Buen Pastor. El Buen Pastor es aquel que da la vida por sus ovejas de forma libre y voluntaria. Sin condiciones ni intereses, sólo por amor, y por amor, sus ovejas, porque en ÉL se sienten seguras, conocidas y amadas, le obedecen y acuden a ÉL.
Hoy, la Palabra de DIOS, nos interpela, porque todos somos pastores en nuestra familia, con nuestros hijos, familiares, amigos... y, nuestro tiempo y trabajo, debemos organizarlo y, en la medida de nuestras posibilidades, entregarlo al servicio de los demás, no por un salario o interés, sino de forma libre, voluntaria y por amor.
EL SEÑOR es mi Pastor, y con ÉL
nada me falta. Sólo ÉL me
basta, y en ÉL me
cobijo y abandono. Amén.