sábado, 16 de diciembre de 2023

ADVIENTO, TIEMPO DE INCORDIARNOS

Hay muchos momentos en la vida que nos sentimos incordiados por las palabras de aquellos que tratan de imponer su ley o por las circunstancias que nos rodean en determinados momentos. Y es que cuando nos dicen algo que molesta nuestra manera de ser o afectan a nuestros intereses, ya sean crematísticos, físicos, materiales o incluso espirituales nos ponemos en guardia hasta el punto de revelarnos con amenazas de guerra y muerte.

No estamos diciendo algo que no esté plasmado en la realidad de cada día. El mundo, nuestro mundo de hoy, como el de ayer, dibuja esa estampa de confrontaciones entre diferentes manera de pensar, intereses y poderes. Todos queremos imponer nuestra manera interesada y particular de ver y tratar el mundo en que vivimos. Y, en consecuencia, lo llenamos de guerras y muertes.

Jesús aparece en este contexto y anuncia la Buena Noticia que nos trae la paz, la fraternidad y la verdadera salvación. Y, al parecer, eso molesta. Molesta hasta el punto de que muchos, sobre todo los que ostentan el poder, la rechazan y no la aceptan. Entre otras cosas porque cuestiona sus situaciones y estado de poder entre los demás. Quita privilegios y desigualdades que ellos sostienen y defienden para mantenerse en la cima y dueños de la situación.

En estos momentos en algunas partes, por no decir en casi todas, se cuestiona la Palabra de Dios – la Iglesia – y en algunos lugares se persigue hasta la muerte. Algunos, apoyados en su poder, intentan quitar el significado religioso, que da nombre a la celebración festiva del día, tratando de darle otra significación. Así intentan hacer desaparecer el Misterio del Nacimiento del Señor que sostiene nuestra fe por el cambio de felices fiestas de invierno o…

Adviento es tiempo de dejarnos incordiar por la Palabra de Dios. Dejar que entre en nuestro endurecido y herido corazón y, transforme nuestro egoísmo, nuestra soberbia y avaricia en generosidad, fraternidad y humildad. Indudablemente que eso nos traerá dolor, sufrimiento y lucha, pero, no es menos cierto que detrás de ese dolor se esconde el gozo y la felicidad de vida eterna que da el amor.