lunes, 20 de febrero de 2017

GENTE SIN FE

(Mc 9,14-29)
La fe lo puede todo. Son palabras de Jesús: Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!». Y claro, quien cree en Él. Porque el hombe no puede hacer nada sin el Señor. El hombre orgulloso, suficiente, engreido que creyéndose sabio vive en la necedad. Jesús hace hoy una advertensia a esa cerrazón y testarudez del hombre a abrirse a la sabiduría de Dios llenándose de humildad y de fe.

La fe se nos escapa de las manos, porque nuestra humanidad es limitada y pecadora. Queremos caer, pero dudamos. Dudó Pedro sobre las aguas; dudó Tomás en la resurrección de Jesús, y dudaron los apóstoles en muchos momentos del tiempo que pasaron con Jesús. Y dudamos nosotros también. Somos humildes y pecadores y, de esa forma, debemos presentarnos ante el Señor. Pidiéndole la fe, para también nosotros, en su nombre, y por su Gracia, hacer sus mismas obras en bien de los hombres.

Y en esto de la fe, la oración es fundamental. Necesitamos mucha oración. Eso no es otra cosa, sino estar constantemente en relación con el Señor en todo lo que hacemos y en todos los instantes de nuestra vida. Ora en el trabajo, ora en el descanso o mientras dormimos, porque siempre somos del Señor. Porque en la medida que oremos, es decir, hablemos y nos relacionemos con Dios, estamos confiando en Él y, por consiguiente, pidiéndole la fe.

Tratemos de no desfallecer y, perseverando e insistiendo, continuar, en cada instante de nuestra vida, pidiéndole al Señor que nos aumente nuestra fe para entregarnos totalmente a vivir y obras de acuerdo con su Voluntad.