viernes, 23 de junio de 2023

AQUÍ ABAJO, EN ESTE MUNDO, NADA ES ETERNO

Buscar tesoros en este mundo es algo vano. Y digo vano porque nada que no sea eterno apenas tiene valor. Por tanto, ¿para qué tantos afanes, preocupaciones, luchas y hasta enfrentamientos si nada de lo que podamos atesorar en este mundo vamos a poder conservarlo? Y muchas veces ni siquiera disfrutarlo.

No estoy tratando de decir que no haya que luchar, trabajar y preocuparse por el sustento de cada día, pero no poner ese objetivo como fin y meta de nuestra vida. Porque solo Dios vale la pena. Él nos ha enviado a su Hijo para anunciarnos su Infinito Amor Misericordioso y liberarnos de la esclavitud del pecado. Ese pecado que nos ata y somete a las cosas de este mundo. Un mundo falso y caduco.

En Él encontramos ese Tesoro que tanto buscamos y que, quizás, atraído por las ofertas de este mundo no descubrimos. Un Tesoro que llena plenamente nuestro corazón de esa felicidad que anhelamos y buscamos y que, además, nos la da para siempre. Una felicidad eterna y plena de gozo.

Por tanto, lo único y verdaderamente importante es buscar al Señor y atesorar obras de amor que son las que dan frutos de vida Eterna.