martes, 13 de julio de 2021

DURAS PALABRAS

Mt 11,20-24

Es para echarse a temblar. Las Palabras que Jesús pronuncia hoy a las ciudades donde había realizado la mayoría de sus milagros nos deben ponen los pelos de punta. Y digo, "nos deben poner los pelos de punta" porque contradictoriamente no ocurre así. Muchos ni siquiera las conocen porque hacen oídos sordos a oírlas; otros, las oyen, pero no las escuchan, y, otros, quizás los más, son indiferentes a sus Palabras. Las oyen, pero no las dejan entrar en sus corazones.

¿En qué lugar estamos nosotros? Porque, esas Palabras de Jesús son duras y dan - si las miramos interiormente y seriamente - miedo. Sobre todo, a aquellos que se toman en serio esas Palabras del Señor. No sucedió así con Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm y las Palabras que Jesús les dijo son terribles: « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que... (Mt 11, 20-24).

La cuestión es que esas mismas Palabras de Jesús tendremos que aplicárnosla a nosotros. Porque, también a nosotros han sido dirigidas esas mismas Palabras. ¿Acaso no se nos han anunciado a nosotros todo lo que hizo Jesús? ¿Y no tenemos nosotros incluso más ventaja que sabemos y conocemos por testigos directos de su Resurrección? Por tanto, no pensemos que fueron esas ciudades solamente, sino que también a nosotros nos atañen esas Palabras de Jesús.

Preguntémonos: ¿Respondo yo a ese anuncio de la Buena Noticia? ¿Trato de convertirme cada día más en el esfuerzo de vivir - encarnándome en ella - desde la Palabra, la Voluntad y la acción del Espíritu Santo? ¿Cómo voy respondiendo y cómo voy planteando mi vida? ¿Quién ocupa el centro de mi vida?