lunes, 26 de julio de 2021

EN LO PEQUEÑO ESTÁ ESCONDIDO LO GRANDE

 

Todo tiene un principio y, por supuesto y lógico, ese principio nace pequeño hasta hacerse grande. Esa es la  comparación que nos pone Jesús hoy en el Evangelio: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

La fe se hace presente de esa forma, de lo pequeño a lo grande. No aparece de repente, sino que va creciendo lentamente hasta el punto de no darnos cuenta. Muchos nos preguntamos, ¿por qué no tengo fe? Pero, quizás la respuesta sea, ¿realmente tú la buscas? Porque, para encontrar y tener hará falta buscar, y, sobre todo, pedir. La fe la tendremos que pedir, desear y buscar escondida en los Sacramentos y en la Gracia de Dios.

La fe es la consecuencia de una siembra que tu crazón abona, cultiva y cuida con su esfuerzo, su perseverancia, su obediencia y apertura a dejarse labrar y cultivar para que dé frutos. Solo la Gracia de Dios nos la da gratuitamente, pero, eres tú, y también yo, quienes tendremos que abrirnos para que la masa y la semilla sembrada en nuestro corazón crezcan se desarrolle y fermente.