miércoles, 1 de marzo de 2023

REALMENTE, ¿SABEMOS QUÉ SIGNOS PEDIMOS?

Lc 11, 29-32

Es evidente que quienes no quiere creer ya pueden ver toda clase de milagros que todos son insuficientes. Jesús ha dejado muchos milagros y buenas obras en su camino y su Palabra produce admiración en todos aquellos que la escuchan con atención y abiertos a sus enseñanzas. Sin embargo, muchos están cerrados a todos sus acciones y se resisten a creer.

Piden signos y pruebas que les satisfagan y que les obliguen a creer. Jesús no se detiene ni responde a sus criticas y rechazos. Su Obra está a la vista y la fe vendrá a aquellos que libremente abran sus corazones. Muchos las interpretan a su manera; otros se las atribuyen al demonio y otros pasan indiferentes, están concentrados en sus objetivos materiales y mundanos. Sus preocupaciones pasan por alcanzar éxito, riqueza y pasarlo bien.

Jesús propone su Camino, su Verdad y su Vida sin detenerse a dar explicaciones. La fe es una propuesta libre que tú puedes aceptar o dejarla pasar. El Evangelio de hoy miércoles nos lo expone claramente en la figura de Jonás, abriendo cada vez más su horizonte a los necesitados, a los que están en la periferias y abren sus corazones a su Palabra. Es ahora, en este momento cuaresmal, cuando y donde debemos preguntarnos en dónde estamos nosotros y cual es nuestra respuesta a esa Palabra de Jesús.

¿Qué signos esperamos? ¿Dónde ponemos el acento de nuestra vida? ¿Respondemos a la llamada que Jesús nos hace dando así testimonio con nuestra vida, o nos dejamos ir por la corriente que el mundo nos propone?