lunes, 7 de mayo de 2018

LA HORA DEL ESPÍRITU

Resultado de imagen de Jn 15,26—16,4
Nos ha sido anunciado que el Espíritu Santo, el Paráclito, será enviado desde el Padre. Así nos lo ha dicho Jesús: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré desde el Padre,... -Jn 15,26—16,4-. Y su Palabra tiene siempre cumplimiento. Eso significa que no caminaremos solos sino asistidos por el Espíritu Santo que nos dará lo necesario para resistir, para soportar y para permanecer en el Señor.

Y, sobre todo, para dar testimonio de esa Palabra recibida, porque, también Jesús nos dice que daremos testimonio, y lo haremos en la medida que permanezcamos en Él. Eso significa que tendremos que esforzarnos en relacionarnos con Él cada día leyendo el Evangelio, su Palabra, para conocerlo mejor y para saber como debemos de actuar y comportarnos en cada momento y en cada situación.

Pero, no sólo nos basta con conocerlo y saber qué hacer, sino actuar de forma coherente y de acuerdo con su Palabra. Por sus obras los conoceréis -Mt 7, 20-, nos dice el Señor, y es que son nuestras obras las que darán firmeza y crédito a nuestras palabras. Y es que un testigo no sólo es aquel que da testimonio verbal de lo que ha oído y sabe, sino que lo vive y está dispuesto a llevarlo hasta sus últimas consecuencia.

Y eso se ve en el día a día de nuestras relaciones con los demás. Familiares, amigos, compañeros del trabajo y comunidad con la que compartimos nuestra fe. Y, sobre todo, con aquellos a los que no le caemos bien o piensan de forma diferente a nosotros, o que les molesta los que creen en Jesús. Por todo ello, ha bajado hasta nosotros desde el Padre el Espíritu Santo, para darnos fuerza, sabiduría, inteligencia, valor, entendimiento y poner en nuestros labios las palabras precisas cuando tengamos que dar testimonio de palabra, pero también, fortaleciéndonos en las obras cuando se trate de ayudar.

El Espíritu nos ayuda a renunciar a este mundo, a no buscar el éxito ni la gloria, ni tampoco el poder o ser influyente. Todo lo que hacemos lo hacemos desinteresadamente, gratuito y para Gloria de Dios.