jueves, 29 de julio de 2021

NACIDOS PARA VIVIR

 

No hemos sido creados para, después de un tiempo, morir. Dios nos ha creado para vivir, pero, al darnos libertad, ha querido que pasemos primero por el filtro del amor y que libremente, optemos por dejarnos amar correspondiendo mutuamente a es amor en el amor a los hermanos. Es decir, amar como nuestro Padre Dios nos ama. Esa es la prueba y la manifestación de nuestro amor. Y es así como nos ganamos esa eternidad plena de gozo y felicidad.

Pero, eso nos pide fe, y la fe no es algo que se puede comprar o adquirir de alguna forma. La fe es un don de Dios gratuito que Dios lo regala a quien la busca, la pide y la recibe. Es un don que te exigirá humildad para que como un niño te fíes de tu Padre Dios, y sin entenderla, porque - ese misterio - no cabe en tu cabeza, te fíes de su Palabra y del Poder y Amor de tu Padre Dios.

Eso es lo que cuenta el Evangelio de hoy: Juan 11, 19-27. En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas».

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Ya sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y crea en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?». Ella contestó: «Sí, Señor. Creo firmemente que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».