viernes, 28 de diciembre de 2018

HOY TAMBIÉN SE ACTUALIZA EL MARTIRIO

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Sabemos que levantar la casa y ponerse en camino cuesta. Imagino que a José le costó mucho prepararse para irse a Egipto. Trasladándonos a aquella época podemos imaginarnos lo lento y dificultoso que supone hacer un viaje, y lo incómodo y duro. A pie y encima de un asno. A la intemperie y en momentos de oscuridad y sin un destino concreto. A merced de bandoleros e inclemencias del tiempo. ¿Qué más riesgos podemos imaginar?

Lo importante es estar disponible y dispuesto a escuchar la llamada y a ponerse en camino. Lo demás será difícil imaginarlo, pero desde la fe confiemos siempre en la acción del Espíritu Santo. Quedémonos con dos imagenes que nos pueden ayudar. Por un lado la respuesta de José a la advertencia y llamada del ángel que le pone en aviso, y la segunda, la tragedia que se desencadena el nacimiento del Señor. Desde su nacimiento, más temprano imposible, se persigue a Jesús y por su causa mueren decenas de niños inocentes.

Hoy celebramos ese hecho, los santos inocentes, pero, también hoy, se siguen matando a muchos inocentes. Inocentes que no se les deja ni salir al mundo de la luz y que en el mismo vientre de sus madres son asesinados sin más. Inocentes que no tienen voz y que, a pesar del grito de muchas personas que hablan y gritan por ellos y por el derecho de sus vidas, los reyes de este mundo, tal como hizo Herodes, siguen asesinándolos sin escuchar la voz de sus derechos a la vida.

Y todo lo profetizado tiene su cumplimiento, para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». Y también el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen».