Compartir es la
palabra, pues no se trata de multiplicar ni de aumentar el fausto de cada uno,
sino de compartir lo que tiene cada uno. Se trata de dividir, de partirse o de
darse. Esa es el gran significado de la multiplicación de los panes y peces.
Tenerse en cuenta unos y otros. Sobre todo a aquellos más necesitados, más
carentes de lo necesario para vivir.
La actitud que nos
muestra Jesús es la de preocuparnos por los demás. No se trata de una preocupación
superficial, sino de lo que realmente subyace dentro de cada persona y de sus
verdaderas carencias, tanto espirituales como materiales. Quizás no vemos nada en
lo exterior, pero sí puede haber cosas escondidas que no llegamos a apreciar.
De cualquier
manera la actitud de Jesús estaba en asistir las posibles necesidades de aquel
gentío tanto de hambre como de posibles desfallecimientos. Y, advertido de tal
necesidad, se preocupó de proveer lo necesario.
Esa es la actitud y la misión: compartir todo lo recibido, pues gratis lo hemos recibido y gratis debemos ponerlo en servicio de los demás.