viernes, 13 de noviembre de 2020

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS? ¿CREES QUE CON LA MUERTE SE ACABA LA VIDA?

 

Lc 17,26-37

Posiblemente no lo has pensado bien. Quizás, muy a la ligera, inclinado a tus intereses y pasiones más placenteras. Naturalmente, es más cómodo y apetecible dejarte llevar por la corriente, y, quizás, por eso decides que con la muerte se acaba todo. Pero, ¿estás seguro? ¿Tienes razones que lo justifican u ocurre todo lo contrario? El simple sentido común nos descubre que nuestro final no acaba con la muerte de este mundo, sino que es un paso para el inicio de la vida en el otro. Y una vida eterna.

Desde lo más profundo de nuestro corazón aspiramos a una felicidad plena y eterna. No parece lógico, ni natural, ni tener mucho sentido ser creado para luego, al cabo de unos años, volver a morir. Por tanto, al menos yo y muchos otros, nos inclinamos porque esta vida es solo un camino para llegar a la verdadera, a la otra, que será la eterna. Y una eternidad por la que tendremos que hacer méritos - aunque nunca la merezcamos por nuestras obras - para, entre paréntesis, ganárnosla. 

Por eso, será muy importante reflexionar, pararnos y ver como actuamos en esta vida de ahora. Porque, todo nuestro ser y obrar en este mundo tendrá consecuencias en el otro. De ahí que tengamos que estar preparados y atentos. Dios nos conoce y, encarnado en Naturaleza humana como nosotros, ha encarnado, ha experimentado nuestras mismas pasiones, sentimientos y sufrimientos. Nos comprende y sabe de nuestras debilidades y dificultades. Por eso, nos juzgará con un Amor Misericordioso desde lo más profundo de nuestros corazones, a los que solo Él puede llegar.