lunes, 11 de enero de 2021

EL COLEGIO APOSTÓLICO, PARA ANUNCIAR LA BUENA NOTICIA


Jesus, desde el principio de su irrupción en la vida pública llama a colaborar con Él y forma una comunidad. Conocía su tiempo de estancia en este mundo y la misión que venía a realizar. El anuncio de la Buena Noticia tenía que ser continuada por otros. Otros que tenían que ser preparados, convertidos y abiertos a la acción del Espíritu Santo.  Inmediatamente, después de su bautizo y retiro al desierto, lo primero que hace Jesús es proceder a llamar y formar su discipulado.

En el Evangelio de hoy, San Marcos nos dice: Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él. 

Y con esos primeros discípulos Jesús empieza a anunciar la Buena Noticia. Y, hoy continúa, después de más de dos mil años, la Iglesia - sucesora de aquella primera comunidad apostólica - la misión de anunciar la Buena Noticia. Y lo hace con los discípulos - creyentes bautizados - que siguen a Jesús y forman su Iglesia. Son principalmente aquellos que responden a su llamada ente los que estamos tú y yo.

La proclamación de la Buena Noticia es responsabilidad de todo bautizado que - por el bautismo - somos sacerdotes, profetas y reyes. Sacerdote para estar en íntima relación de amistad con el Señor de donde recibimos la fuerza y la luz necesaria. Profetas para, por la Gracia recibida, proclamar su Palabra y Reyes para ser capaces de abrirnos a la disponibilidad de servir por amor a los más necesitados.