jueves, 6 de mayo de 2021

PERMANECER EN EL SEÑOR

 

No puedes seguir a alguien de lejos y a distancia, pues terminarás por perder sus huellas. Dicen que la distancia es el olvido - así lo canta la gente - y no les falta razón. Distanciados de Jesús, el mundo nos engulle ya que nuestra naturaleza, herida por el pecado, está sometida y esclavizada a las seducciones del mundo.

Es, por tanto, obvio y necesario permanecer en el Señor si queremos defendernos y resistir las acometidas de las seducciones de este mundo. Porque, estando al lado y con Jesús - injertado en Él - el príncipe del mundo está vencido. De ahí, lo vital e importante es permanecer, tal y como nos invita Jesús: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado». 

La cuestión es sencilla, guardar sus mandamientos, pero, no por eso es fácil. Para y por eso hemos recibido al Espíritu Santo en la hora de nuestro bautismo. Él nos acompaña en el camino duro y difícil, nos asiste y nos auxilia siempre contando con nuestro permiso libre y voluntario. Ahí está nuestro reto.