jueves, 23 de mayo de 2019

LA CUESTIÓN ES SEGUIR SIEMPRE FIEL

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Jn 15,9-11
Ser fiel es algo que cuesta, porque, ser fiel por un tiempo, unos días o incluso meses puede cumplirse con cierta facilidad, pero, cuando se trata de hacerlo para toda nuestra vida se hace bastante más difícil y duro, pero, por eso, tiene un gran valor y es prueba de una gran fe. Es eso lo que nos pide el Señor en el Evangelio de hoy, guardar sus mandamientos, tal y como Él ha hecho con el Padre.

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».

Y la forma de permanecer en su amor es guardar sus mandamientos. Unos mandamientos que están contenido en uno sólo, "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús nos ha enseñado en su vid pública", tal y como nos lo ha dejado en las Escrituras transmitidas por la Iglesia y la tradición.

Por lo tanto, puedo preguntarme: ¿amo yo a Dios sobre todas las cosas? ¡Está Dios situado en mi corazón en el primer lugar de mi vida, o, por el contrario, antepongo otros intereses y apetencias por encima de Él.? Es cuestión de revisar nuestras vidas e ir viendo nuestras prioridades y en que lugar dejamos a Dios. De esa manera podemos calibrar si realmente guardamos los mandamientos y si permanecemos, por supuesto, en su amor.