sábado, 5 de septiembre de 2020

NO SE TRATA DE HACER, SINO DE AMAR HACIENDO

Evangelio Lucas 6, 1-5 Del Santo Evangelio según San Lucas Un sábado iba  Jesús paseando por entre unos… | Palabra de dios diaria, Palabra de dios,  Jesús de nazareth
Lc 6,1-5
Nos gusta poner leyes y normas que nos sujeten y nos exijan cumplimientos. Erróneamente pensamos que cumpliendo nos basta y somos buenas personas. Quizás, eso pueda ser, pero ser buena persona no puede ser suficiente para seguir a Jesús y, sobre todo, hacer su Voluntad. 

Aquel encuentro de Jesús con el joven rico - Mc 10, 17-30 - nos lo descubre. Cumplía todo lo establecido, pero, ¿realmente lo hacía por verdadero amor a Dios? Según parece no se atrevió a seguir a Jesús.

Es evidente, nuestra naturaleza humana nos lo descubre, nos cuesta pensar y discernir las decisiones y elecciones a las que debemos optar. Nos resulta mejor y más cómodo que nos las manden ya en recetas y solo tengamos que cumplir. Eludimos de esa manera nuestra responsabilidad. Sin embargo, sucede que de esa manera descomprometida llenamos nuestra de fe de preceptos y normas, y todo lo apoyamos en meros cumplimientos de la ley. Cumplida la misma ya hemos cumplido, valga la redundancia.

El sábado era un día lleno de preceptos y normas que había que cumplir. El judío se sentía atrapado y limitado en su vida ordinaria. Pocas cosas se podían hacer hasta el punto que la ley le limitaba y le ataba su libertad. Porque, el bien no puede estar encadenado ni tampoco sometido. Dejar de hacer algo bueno, sobre todo para el bien del hombre, es algo que no encaja ni cuadra con el Amor de Dios ni con su Voluntad. Jesús, por tanto, se muestra contrario a estas leyes sabatinas que van contra el bien del hombre.

El sábado está en función del bien del hombre y no al revés, dice claramente Jesús. Y, el Señor, está por encima de toda ley, incluso del sábado, de modo que Él es el centro de la vida del hombre y todo debe de centrarse en Él. Por tanto, santificar el día del Señor es buscar el bien, la verdad y la justicia, por amor, entre todos los hombres, porque, esa es la Voluntad de Dios.