lunes, 14 de diciembre de 2020

AUTORIDAD Y ASTUCIA

 

La autoridad no es cosa de imponerse ni de poder. La autoridad nace de la verdad, el ejemplo y el servicio. Jesús enseña en y con la verdad y lo que proclama y dice lo refleja en su vida con su ejemplo y testimonio. Por tanto, enseña con esa autoridad que nace de una Palabra proclamada y hecha realidad en la vida. 

Y viendo esto los sumos sacerdote y ancianos viene y le preguntas: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad? En la mañana del día anterior Jesús había expulsados a los mercaderes del templo. Y Jesús, conociendo sus malas intenciones, les responde devolviéndoles otra pregunta: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?».

Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y Él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto». 

Ahora, ¿cuál es nuestra pregunta? ¿Igual también la hacemos desde nuestros particulares intereses, seguridades y esclavitudes? ¿Buscamos que la respuesta de Jesús coincida con la nuestra? ¿Exigimos que su Mensaje y sus enseñanzas estén acorde con las nuestras? Será cuestión de reflexionar y, desde esos interrogantes dar respuesta también nosotros a los que nos plantea y enseña Jesús.