lunes, 16 de mayo de 2022

UN AMOR QUE SE CONCRETA EN LA FIDELIDAD Y CUMPLIMIENTO DE LA PALABRA


Tengo que considerar que soy una persona muy afortunada. Afortunada porque, sin merecerlo, al menos yo, tengo la gran satisfacción de gozar de unos hijos responsables que, a su vez, son y actúan muy responsablemente con sus hijos. Puedo decir que son un buen ejemplo en el diálogo, atenciones, acompañamiento y cuidado de sus hijos.

Sin embargo, en el camino hay muchos peligros y nuestra naturaleza es débil y frágil. Está expuesta a fracasos, desfallecimientos, desilusiones y depresiones. Hay rupturas y momentos de orfandad donde los hijos, y también los padres se ven huérfanos y necesitados de orientación y de luz que alumbre ese camino que recorren en sus vidas. Se hace necesario, tanto a padres como a hijos, levantar la mirada y buscar la Luz que viene de lo alto, para encontrar el camino recto, gozoso y eterno que todos buscamos. Un camino de paz, de verdad y de amor.

En el Evangelio de hoy, Jesús vuelve a hablarnos claramente y a prometernos el envío del Paráclito – Espíritu Santo – que, ya recibido en nuestro bautizo, nos irá dando la luz necesaria para ir entendiendo y recordando todo lo que hemos recibido desde la Palabra de Dios. Una Palabra que, guardándola, nos dará la Luz que necesitamos para caminar en el Amor Misericordioso del Señor.