jueves, 20 de octubre de 2022

A PESAR DE LA LUCHA, NUESTRA CONCIENCIA ENCUENTRA LA PAZ.

Lucas 12, 49-53

No hay muchos momentos donde reclinar la cabeza. Es posible que, aparentemente, estés en descanso, pero tu corazón arde en deseos de amar, de auxiliar y hacer el bien, sobre todo a los más desfavorecidos y débiles. Esa intranquilidad y aparente desasosiego se traduce en paz y tranquilidad de conciencia.

Y sucede lo contrario en el lado opuesto. Aquellos que, nadando en la abundancia, las riquezas y el poder buscan la paz, no la encuentran. Porque, la paz solo viene de Dios. Es la paz que tranquiliza y que descansa la conciencia y el corazón. Es la paz que, aún en las preocupaciones y sufrimiento, sostiene nuestra vida sosegada y en paz, valga la redundancia.

Es una paz que descansa en aquellos que saben acoger las dificultades que les presenta la vida, aceptan sus sufrimientos y abrazan sus cruces apoyados y sostenidos desde la Palabra de Dios. Es la paz de aquellos que se comprometen sostenidos en la perseverancia y fieles a la Palabra de Dios. Es la paz de todos aquellos que, aún siendo discriminados, perseguidos, amenazados y asesinados por sus testimonios de Cristo encuentran en sus corazones, abrazados por el Amor de Cristo, la paz que le llena de gozo y felicidad.

Es la paz que nos invade como consecuencia de abrazar nuestras cruces, nuestras luchas y dificultades por ser fieles a la Voluntad del Padre y a la Palabra que cada día nos sirve de compromiso, de guía y de lucha. ¡Vivamos la cruz de cada día desde la fe y la paz que nos viene del Señor!