Lucas 12, 49-53 |
Y
sucede lo contrario en el lado opuesto. Aquellos que, nadando en la abundancia,
las riquezas y el poder buscan la paz, no la encuentran. Porque, la paz solo viene
de Dios. Es la paz que tranquiliza y que descansa la conciencia y el corazón.
Es la paz que, aún en las preocupaciones y sufrimiento, sostiene nuestra vida
sosegada y en paz, valga la redundancia.
Es
una paz que descansa en aquellos que saben acoger las dificultades que les
presenta la vida, aceptan sus sufrimientos y abrazan sus cruces apoyados y
sostenidos desde la Palabra de Dios. Es la paz de aquellos que se comprometen sostenidos
en la perseverancia y fieles a la Palabra de Dios. Es la paz de todos aquellos
que, aún siendo discriminados, perseguidos, amenazados y asesinados por sus
testimonios de Cristo encuentran en sus corazones, abrazados por el Amor de
Cristo, la paz que le llena de gozo y felicidad.
Es la paz que nos invade como consecuencia de abrazar nuestras cruces, nuestras luchas y dificultades por ser fieles a la Voluntad del Padre y a la Palabra que cada día nos sirve de compromiso, de guía y de lucha. ¡Vivamos la cruz de cada día desde la fe y la paz que nos viene del Señor!
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