miércoles, 19 de junio de 2024

EVITA LA OSTENTACIÓN Y EL LUCIMIENTO

Esa es nuestra esperanza, ver la verdad tal y como es. Se trata de esclarecer todas nuestras intenciones y de ver con claridad meridiana la verdadera bondad e intenciones de nuestros actos. Se trata de que llegará el día en que nuestras apariencias serán borradas y todo quedará tal y cual es. Y ese día nos veremos tal cual somos y hemos sido. Ya no habrá apariencias ni mentiras.

Por eso, mientras recorremos nuestro camino, pensemos en ser lo más auténticos que podamos. Bien, es cierto que cometemos errores, pero mientras no sean intencionados no nos serán imputados. El pecado exige intención consciente y querida, más se nos libera de ello cuando viene cargado por debilidad, error o ingenuidad. Y de eso tenemos muchos nosotros, pecadores necesitados de misericordia y perdón.

De la misma forma, reconociéndonos pecadores, tratemos no de lucirnos de virtudes y méritos que no tenemos, sino al contrario, hemos recibido gratuitamente, y silenciemos nuestras buenas obras, de las que sabemos, Dios, nuestro Padre, conoce y ve, y no utilizarla como ostentación y lucimiento delante de los demás.

Porque, al final lo que cuenta es lo que realmente somos y hacemos con humildad, servicio por amor y gratuidad, y no lo que aparentamos y escondemos en la mentira, vanidad, ostentación y lucimiento engañando a los demás. De eso se trata, de ser auténticos y reconocer nuestros fallos, debilidades, errores y pecados. Dios, nuestro Padre es Infinitamente Misericordioso y nos perdona. Eso sí, si realmente somos sinceros, actuamos en verdad y humildad, reconocemos nuestras faltas y con un corazón contrito nos arrepentimos y tratamos de corregirnos. Siempre contaremos con la Misericordia de nuestro Padre Dios.