domingo, 19 de abril de 2020

EL REENCUENTRO

Apariciones a los discípulos, Vida de Jesús de Aplicaciones ...
Jn 20,19-31
Están asustados, temerosos, inseguros, en la oscuridad sin saber qué hacer, que esperar y a dónde ir. ¿Te recuerda algo esas actitudes y situaciones? Posiblemente sí, eres tú y yo que en muchos momentos de nuestras vidas actuamos y nos comportamos así. Estamos llenos de miedos, de inseguridades, de dudas y de temores. Permanecemos con las puertas de nuestros corazones cerrados y a oscuras y no nos atrevemos a salir y a dar testimonio de fe de Aquel en quien creemos.

Somos cristianos encerrados en nuestra alma y en otras situaciones de nuestra vida exterior. Somos cristianos dispersos e individuales y así nos será imposible de transmitir el amor del Señor y su mensaje de la Buena Noticia. La suerte es que Dios nos quiere tal como somos y confía en que queramos cambiar, porque, en y con Él, podemos seguro. Ahora, serás tú, porque, Dios lo ha querido así, quien tendrá la última palabra de tu propia decisión.

Los apóstoles estaban en esa situación y Jesús se les aparece de nuevo, se reencuentra con ellos, el primer día de la semana, el domingo. Y establece ese día como un día de encuentro comunitario con el Señor. Es el día de la celebración Eucarística y del encuentro con los hermanos. Por eso descansamos de nuestros trabajos y tareas de cada día. Dedicamos ese día al descanso y a la relación con los hermanos con Cristo, el Señor, en el centro de nuestras vidas. Y los apóstoles llenos de Espíritu Santo se transforman en hombres nuevos y dan testimonio de lo que han visto y experimentados.

Tengamos presente que no estamos solos, el Espíritu de Dios camina con nosotros de forma directa y en auxilio permanente. En Él encontramos la luz, la fortaleza, la sabiduría y la fuerza y valor para dar testimonio de su Amor y proclamar su Palabra. No nos desanimemos por nuestros fallos, errores y pecados, porque somos imperfectos y pecadores, pero, el Espíritu Santo nos conducirá a través de nuestros caminos torcidos de forma y manera recta conforme al Plan de Dios.