sábado, 31 de agosto de 2024

¿DÓNDE, Y PARA QUÉ TUS TALENTOS?

Es evidente que todos hemos recibido talentos. También, es evidente que unos han recibido más que otros, pero, más evidente todavía es que, si los hemos recibido, algún empeño tendrán. Lo que no es evidente ni de sentido común es que los hayamos recibido para enterrarlos.

La tarea será descubrir cuales son mis talentos, donde están y como los puedo emplear para beneficio común y no simplemente pensando en el mío propio. Se supone que de la suma de muchos talentos, el mundo será mejor. Y nuestra experiencia nos lo demuestra al comprobar como el mundo ha mejorado en el campo de la medicina, de la ciencia, de los descubrimientos que mejoran la sociedad y de todo aquello que, descubierto por la mano del hombre, hace mejor el mundo en el que vivimos.

Por otro lado, dejar esos talentos enterrados supone privar al mundo de sus beneficios. Y también dejar que ese mal, que se puede evitar con tu aportación, perjudique a la sociedad y, en consecuencia directa, al hombre. Digamos que lo que tú dejas de hacer, no lo hará otro. Y, por supuesto, ese bien se quedará enterrado sin beneficiar a nadie.

La vida es el tiempo del que disponemos para aflorar nuestros talentos – los recibidos – y para ponerlos en función del bien de los demás. Digamos que amamos en la medida que servimos a los demás. Y los servimos poniendo a rendir los talentos recibido. No cabe ninguna duda que el tiempo del que dispongamos es oro. De él dependerá nuestra plena felicidad, que precisamente es lo que todos buscamos.

Ahora, lo verdaderamente importante es descubrir, ¿dónde y para qué tus talentos? Es decir, ¿cómo y dónde los puedo poner a rendir? También descubrir cuántos he recibido y de que manera puedo sacarle todo el beneficio posible para compartirlo. E incluso, llegar a aceptar de otros beneficios puede ser una forma de ser la causa para que otros encuentren su felicidad. Porque, el talento de cuidar necesita también a alguien que sea cuidado.

No cabe ninguna duda que la tarea es apasionante e importante, pero, más importante es darnos cuenta de que para esa tarea necesitamos la asistencia y ayuda del Espíritu Santo. Sólo en Él podemos llegar a descubrir que nos ha dado nuestro Padre Dios para servir y amar a los demás.