Es evidente que todos
hemos recibido talentos. También, es evidente que unos han recibido más que otros,
pero, más evidente todavía es que, si los hemos recibido, algún empeño tendrán.
Lo que no es evidente ni de sentido común es que los hayamos recibido para
enterrarlos.
La tarea será
descubrir cuales son mis talentos, donde están y como los puedo emplear para
beneficio común y no simplemente pensando en el mío propio. Se supone que de la
suma de muchos talentos, el mundo será mejor. Y nuestra experiencia nos lo
demuestra al comprobar como el mundo ha mejorado en el campo de la medicina, de
la ciencia, de los descubrimientos que mejoran la sociedad y de todo aquello
que, descubierto por la mano del hombre, hace mejor el mundo en el que vivimos.
Por otro lado, dejar
esos talentos enterrados supone privar al mundo de sus beneficios. Y también
dejar que ese mal, que se puede evitar con tu aportación, perjudique a la
sociedad y, en consecuencia directa, al hombre. Digamos que lo que tú dejas de
hacer, no lo hará otro. Y, por supuesto, ese bien se quedará enterrado sin
beneficiar a nadie.
La vida es el
tiempo del que disponemos para aflorar nuestros talentos – los recibidos – y
para ponerlos en función del bien de los demás. Digamos que amamos en la medida
que servimos a los demás. Y los servimos poniendo a rendir los talentos
recibido. No cabe ninguna duda que el tiempo del que dispongamos es oro. De él
dependerá nuestra plena felicidad, que precisamente es lo que todos buscamos.
Ahora, lo verdaderamente
importante es descubrir, ¿dónde y para qué tus talentos? Es decir, ¿cómo y
dónde los puedo poner a rendir? También descubrir cuántos he recibido y de que
manera puedo sacarle todo el beneficio posible para compartirlo. E incluso,
llegar a aceptar de otros beneficios puede ser una forma de ser la causa para
que otros encuentren su felicidad. Porque, el talento de cuidar necesita también
a alguien que sea cuidado.
No cabe ninguna duda que la tarea es apasionante e importante, pero, más importante es darnos cuenta de que para esa tarea necesitamos la asistencia y ayuda del Espíritu Santo. Sólo en Él podemos llegar a descubrir que nos ha dado nuestro Padre Dios para servir y amar a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.