miércoles, 21 de febrero de 2024

UN DIOS PADRE INACCESIBLE A NUESTRA RAZÓN

Nuestra manera de pensar nos hace reaccionar de forma negativa y rechazable ante lo que no vemos. De tal manera que llegamos a afirmar que aquello que no ven nuestros ojos es rechazado por nuestra razón. Pero, sucede que también nos formamos una imagen y una idea de como tiene que ser ese Dios de quien nos habla Jesús, el Mesías prometido.

No aceptamos el Dios que Jesús, su Hijo predilecto, nos anuncia. Tenemos ya nosotros un dios formado a la medida de nuestra razón. Y ese el Mesía que esperamos. Por eso, para cerciorarse más sobre el Dios Padre que Jesús les anuncia le piden un signo. Un signo que demuestre y les pruebe ese dios que ellos esperan. Quizás puede suceder que también a nosotros nos ocurre lo mismo. Pedimos pruebas para cerciorarnos de ese Dios que Jesús nos anuncia.

El Evangelio de hoy plantea ese problema que sigue vivo y actual en nuestro siglo y entre muchos de nosotros: ¿Qué Dios esperamos encontrar y en qué Dios creemos? La respuesta por parte de Jesús es categórica y clara: (Lc 11,29-32): En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para …

Conviene aprovechar este tiempo de cuaresma para interiorizar nuestro pensamiento con la Palabra que Jesús nos anuncia y discernir al respecto: Nuestro Dios es un Dios inaccesible a nuestra razón, un Dios inimaginable y libre, cuyos planes son muy diferentes a los que crea nuestra limitada razón.