sábado, 3 de junio de 2023

EL VERBO ENCARNADO

Eso es lo que molesta y lo que no se acepta. Dios ha tomado Naturaleza humana y en la Persona de Jesús, el Hijo, ha bajado a este mundo y habitado entre los hombres. Y nos ha dejado la Buena Noticia: Su Padre nos quiere con Infinita Misericordia y nos rescata nuestra dignidad de hijos, perdida por el pecado, por los méritos de su Hijo, nuestro Señor Jesús.

Esto no se entiende por aquellos que no quieren abandonar su poder, ni sus placeres, ni sus ambiciones de riqueza, ni concupiscencias ni nada de lo que les suponga satisfacciones y felicidad. Sin embargo, sus cegueras son tan profundas que no advierten que todo aquí abajo es efímero y caduco. ¿Para qué tanta ambición y deseos de felicidad cuando aquí abajo todo es finito? ¿No es mejor y de sentido común buscar lo perdurable y eterno?

Esta era la postura de aquellos sumos sacerdotes, escribas y ancianos de su época. Y es también la postura de muchos de nuestro tiempo. Cada cual que se mire interiormente y, a la luz del Espíritu Santo, trate de verse y de dejarse purificar. Jesús es el Hijo de Dios y a partir de ahí todo lo demás se irá entendiendo o, al menos, aceptando con la esperanza de entenderlo cuando el Espíritu de Dios quiera revelárnoslo.

Mientras, caminamos movidos y asistidos por el Espíritu Santo, que nos fortalece, nos da ánimo y sabiduría, iremos advirtiendo la presencia de Dios en nuestro caminar de cada día y reafirmándonos que Jesús, el Hijo de Dios, Vive y camina con nosotros.