viernes, 20 de mayo de 2022

EL AMOR A DIOS POR ENCIMA DE TODO


A pesar de las diferencias y de pensar cada cual a su manera; a pesar de los egoísmos y de entender el amor como un dar y recibir, el amor, el verdadero amor, nos une y nos permite convivir en un clima de verdad, de justicia y de paz. Y es precisamente en esas circunstancias cuando el amor se descubre como auténtico y verdadero.

El mandato del Señor es precisamente ese, «el esfuerzo de cada día por amarnos». Porque, en el amor se esconde la verdad, la justicia y la paz. Y, se aman, los amigos, los que no tienen secreto y se saben iguales en derecho y dignidad. Las Palabras del Señor a este respecto nos lo aclara:  Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

Hemos sido elegidos por el Señor para amar, y, quienes se desmarcan de ese amor sin condiciones, gratuito y sin esperar recompensa, se borran de la lista que el Padre ha dado a su Hijo. Somos libres para elegir el camino del amor, al estilo de Jesús, o al estilo del mundo, un amor egoísta, que espera recibir lo que da y no da donde no hay posibilidad de recibir. Es el estilo que impone el mundo y en el que vemos que con esa forma de amar no hay verdad, justicia ni paz. Y así está el mundo, basta mirarlo con detenimiento y observar que impera el mal y se impone el hedonismo, el bien vivir sin pensar en aquellos que sufren y que necesitan, quizás más, del amor de los demás.