miércoles, 7 de octubre de 2020

UNA RELACIÓN FILIAL

 

La necesidad de un padre y una madre es una necesidad vital para una persona humana. Necesitamos nacer y vivir en el seno de una familia unida por vínculos de sangre que nos relaciona y nos ayudan al desarrollo personal. La persona humana dependes de sus padres durante los primeros años de su vida y hasta la madurez. Durante ese período de tiempo la relación filial fortalece el diálogo y la confianza que deriva en el intercambio de peticiones y necesidades que el dependiente y pequeño necesita.

Es esa relación la que Jesús manifiesta a sus discípulos cuando le piden que les enseñe a orar. Una relación filial de hijo a Padre como si de un niño se tratara. De ahí esa referencia que Jesús nos hace cuando nos dice: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos (Mt 18, 3).  Y es que nuestra relación con nuestro Padre Dios debe ser una relación filial en la que a nosotros nos corresponde ser, lo que realmente somos, sus hijos.

Jesús quiere que aprendamos que Dios es nuestro verdadero Padre y que nos relacionemos con Él de la misma manera que lo hacemos con nuestros padres de este mundo. Pero, con la gran salvedad y diferencia que nuestro Padre del Cielo lo puede todo. Porque, Dios es un Padre Bueno que nos ha creado para que seamos felices aunque, primero, tenemos que pasar este tiempo mundano de prueba y de fidelidad a Él.

Para eso nos ha creado libres, para que tengamos la oportunidad de expresarle y demostrarle nuestro amor y fidelidad en las adversidades, pasiones y pruebas de este mundo.