sábado, 19 de enero de 2013

PRIMERO, ANTES DE SEGUIR, ESCUCHA

Marcos 2,13-17. Jesús salió nuevamente a la orilla del mar;


Es lo que nos dice el sentido común. Toda propuesta o proyecto tendrá primero que ser escuchado para luego tomar un compromiso en uno u otro sentido. Iba mucha gente a oírle hablar, pero quizás muchos no tomaron la decisión de seguirle o se cerraron a sus palabras.

Sin embargo, aquel Leví, el de Alfeo, escuchó la petición de Jesús, y presto se decidió a seguirle. Es probable que durante la comida en su casa escuchó y habló con Jesús. Y su actitud decidida de responderle a la primera invitación, se convirtió en un seguimiento total hasta el día de su muerte.

¿Escucho yo al Señor? ¿Trato de seguirle y luego escucharle? Son preguntas que llevamos en nuestro corazón y que tratamos de responder, pero, ¿realmente lo intentamos? ¿Nos ponemos en movimiento y nos atrevemos a cambiar, a movernos, a intentar responder?

Quizás nos parezca que eso no va con nosotros, que ese tipo de gente a la que pensamos dirigirnos no quiere oír hablar al Señor, que mezclarse con cierta clase de gente no procede. Nos encontramos más a gusto dentro de la iglesia, con la gente más cercana y creyente. 

¿Pero son estos los enfermos, los necesitados? Jesús busca a las ovejas perdidas y enfermas. Son a esos a los que quiere curar y en ellos se vuelca, y a ellos llama. El enfermo es el que necesita cuidados y amor para ser sanado. Más tarde será él quien dará y compartirá el amor recibido con otros que lo necesiten. Así hizo Leví, el de Alfeo, llamado por Jesús se dejó curar para luego convertirse en médicos de otros.