martes, 12 de mayo de 2020

UNA PAZ QUE SE MANIFIESTA EN EL DOLOR

Cruz Catóilca — #EvangelioDelDía Evangelio según San Juan...
Jn 14,27-31a
La experiencia nos dice que el dolor está siempre presente. Lo hemos vivido en nuestras familias con nuestros padres, hermanos, familiares y amigos. Unas veces por dolor físico, otras veces será dolor moral o simplemente espiritual. Por una u otra causa el dolor siempre hace acto de presencia y, tarde o temprano lo hará con la muerte. Esa es la realidad de nuestra vida de la cual el dolor forma parte principal.

No obstante, el hombre busca, dentro de ese dolor, la paz. Pero, se equivoca si la paz que busca la apoya el la fuerza, en el poder, en la ciencia y esfuerzo por vencer la enfermedad, adulterar la moralidad o desligarse de lo espiritual. Y digo que se equivoca porque ahí no está la paz, y si la buscas donde no está, nunca la encontrarás. Jesús nos lo dice muy claro: Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.

La paz que nos trae Jesús es una paz que se basa y se apoya en el amor. Es una paz que no busca vengarse sino reconciliarse, porque, la venganza engendra conflicto, guerra y enfrentamiento. Sin embargo, la reconciliación apoyada en la misericordia y el perdón sana y cura las heridas y siembra la verdadera y única paz. Una paz que vive en el amor misericordioso que da siempre la oportunidad de empezar y de crecer en la virtud de hacer el bien y de vivir en la verdad.

Esa es realmente la paz que, no sólo nos anuncia y da Jesús, sino que la vive y nos la manifiesta con sus obras y sus actos de misericordia y amor. El príncipe de este mundo - demonio - está vencido, pero nuestro Padre Dios ha querido que seamos libres para que podamos elegir por nosotros mismos. Y, si permanecemos alejados de Jesús, el demonio lo tendrá fácil con cada uno de nosotros. Ahora, junto a Jesús y abiertos al Espíritu Santo, seremos inaccesibles e invencibles para el demonio. El mundo no nos quitará la paz.