martes, 4 de abril de 2023

ES LA HORA. TAMBIÉN LLEGARÁ LA TUYA

No hay marcha atrás. Llega la hora de la Pasión. Una hora aceptada libremente y por amor. Es la Voluntad del Padre que el Hijo acepta libremente y siguiendo su Voluntad. Jesús entrega su Vida por amor misericordioso. Un amor que no señala, que no condena y que no acusa. Se quedará solo con la cruz sobre sus hombros. Uno le ha traicionado, otro negado y otros se han escondido. Solo unas cuantas mujeres, entre ellas su Madre, y el discípulo amado permanecen junto a la cruz.

También es la hora de preguntarnos a nosotros mismos a dónde vamos. Porque sucederá que de igual manera nos quedaremos solos. Nadie de nuestros seres queridos, nuestros padres, hermanos, familiares y amigos podrán acompañarnos. Solo Jesús estará con nosotros. Él ha muerto y desde su muerte comparte también nuestra muerte. Nos lo dice claramente con sus propias Palabras: Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde». 

Y en eso estamos. Al menos yo si lo estoy. Quiero seguirte mientras viva, Señor, pero quiero que esa vida me dé la oportunidad de tomar esa otra Oportunidad, valga la redundancia, que Tú, por tu Infinita Misericordia, me das gratuitamente. Será cuando llegue también mi hora, el momento más glorioso de mi vida, mi muerte. Porque será el momento de poder verte cara a cara, de no tener que imaginarme nada. De que no me haga falta la esperanza ni la fe porque estoy delante de Ti y de vivir eternamente en el amor eterno. Un amor que me llene de paz, de gozo y felicidad.

Quiero, Señor, vivir esta Semana Santa como preludio de esperanza con la certeza de que pronto, pues mi hora no debe estar muy lejos, estaré frente a Ti esperanzado de que me recibas como ese Padre Infinitamente Misericordioso que me abrazas y haces una fiesta por tenerme entre tus hijos.

Quiero, Señor, pedirte fortaleza, paz y sabiduría para no desviarme del camino que me lleva a Ti y me asiste a vivir en tu Voluntad. Amén.