sábado, 29 de octubre de 2022

RECONOCE QUE TÚ NO ERES MEJOR

Lucas 14, 1. 7-11

Sucede que cuando eres invitado a cualquier acontecimiento o fiesta tratas de ir vestido con la intención de destacar, e incluso dar la campanada. Llevas dentro de ti la actitud de ser notado y ocupar un puesto principal, si no el más principal.  En el fondo tratamos de exaltarnos para ser más que el otro.

Eso fue lo que Jesús notó en aquella casa de uno de los principales de Jerusalén. Notaba que los convidados escogían los primeros puestos y, en base a esto, les propuso esta parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces… Lucas 14, 1. 7-11.

Ahora, teniendo en cuenta la audiencia del Papa Francisco de estas últimas semanas, tratemos de esforzarnos en discernir. ¿Qué me esta diciendo el Señor con esto de ocupar los últimos puestos? ¿Me estará pidiendo que sea humilde? ¿Querrá decirme que no trate de enaltecerme y que, al contrario, me esfuerce en humillarme, es decir, en tomar una actitud humilde que dará como resultado ser enaltecido.

Ahora, continuamos discerniendo: ¿Es esa nuestra actitud? O dicho de otra manera, ¿tratamos de ser humilde y buscar los últimos puestos? Es decir, se trata de estar disponible y abierto a servir, a estar en una actitud de disponibilidad y de servicio. Ser último no significa quedarte en último lugar o permanecer en la cola. Ser último, en mi humilde opinión, significa, al menor en el sentido evangélico, ponerse a la misma altura del pequeño, del necesitado y pobre y tratar de servirle.

Por tanto, la conclusión, después de nuestro discernir, sería: Tratemos de no enaltecernos y, sí, de humillarnos. Porque, quien se enaltece, será humillado, y el que se humilla será enaltecido.