Lucas 14, 1. 7-11 |
Eso fue lo que
Jesús notó en aquella casa de uno de los principales de Jerusalén. Notaba que
los convidados escogían los primeros puestos y, en base a esto, les propuso
esta parábola:
«Cuando seas convidado por alguien a una boda,
no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro
más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga:
‘Deja el sitio a éste’, y entonces… Lucas 14, 1. 7-11.
Ahora, teniendo en
cuenta la audiencia del Papa Francisco de estas últimas semanas, tratemos de
esforzarnos en discernir. ¿Qué me esta diciendo el Señor con esto de ocupar los
últimos puestos? ¿Me estará pidiendo que sea humilde? ¿Querrá decirme que no trate
de enaltecerme y que, al contrario, me esfuerce en humillarme, es decir, en
tomar una actitud humilde que dará como resultado ser enaltecido.
Ahora, continuamos
discerniendo: ¿Es esa nuestra actitud? O dicho de otra manera, ¿tratamos de ser
humilde y buscar los últimos puestos? Es decir, se trata de estar disponible y
abierto a servir, a estar en una actitud de disponibilidad y de servicio. Ser
último no significa quedarte en último lugar o permanecer en la cola. Ser
último, en mi humilde opinión, significa, al menor en el sentido evangélico, ponerse
a la misma altura del pequeño, del necesitado y pobre y tratar de servirle.
Por tanto, la conclusión, después de nuestro discernir, sería: Tratemos de no enaltecernos y, sí, de humillarnos. Porque, quien se enaltece, será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
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