sábado, 18 de mayo de 2019

¿CREO VER AL PADRE EN JESÚS?

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Jn 14,7-14
Esa es la pregunta que me interpela y que me hago a mí mismo. Nunca comprenderé el misterio que encierra la Trinidad. Supongo que a todos nos ocurrirá igual, pues sobrepasa nuestra capacidad de entendimiento y no aceptarlo significa rechazarlo. Menos aún lo que nos revela Jesús. Por lo tanto, nos queda la fe. Es decir, creer y fiarnos de su Palabra, porque, todo los que nos ha dicho ha sucedido y todo lo que ha prometido lo ha cumplido, hasta la Resurrección.

Yo creo, Señor, lo que me dices respecto a que Tú y el Padre tienen un mismo sentir y latir. Quien te ve a Ti ve también al Padre, tal y como nos revelas hoy en el Evangelio. Tú vives y estás en el Padre, y el Padre en Ti. Y no me hace falta más explicaciones y pruebas. Me fío de tu Palabra, Señor, y eso me basta. La mayor prueba está dentro de mi corazón. 

Nada de lo que me rodea responde a mis expectativas. El mundo que conozco y, también, el que no conozco no responde a mis interrogantes ni tampoco satisfacen mis expectativas. Sin embargo, sólo Tú, Señor, das en la diana y respondes con sabiduría divina a mis interrogantes. Así es, Señor, porque yo quiero alcanzar lo que dentro y en lo más profundo de mi ser bulle ardientemente, la verdadera Vida Eterna, pero una auténtica Vida Eterna en plenitud de gloria y gozo.

Y sólo Tú, Señor, me ofreces esa posibilidad hasta tal punto que la pones en mis manos y dejas que yo decida. Y lo hago, Señor, correspondiendo a tu llamada y creyendo en Ti. Y pidiéndote esa sabiduría que alumbre mi camino para permanecer en Ti como Tú permaneces en el Padre y el Padre en Ti. Porque, sin Ti, Señor, ¿a dónde voy? El mundo no me llena ni le da sentido a mi vida. Iría perdido y sin esperanza. 

Eres Tú, Señor, quien la llenas plenamente  y haces que en plenitud de esperanza mi vida camine hacia Ti. Por eso, en tus Manos abandono mi vida y en ellas pongo toda mi confianza.