sábado, 5 de octubre de 2019

GRACIAS, SEÑOR, POR LA VIDA Y POR LA FE

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Mt 7,7-11
Hoy es el día que la Iglesia dedica de forma especial y celebrativa las temporas de acción de gracia por todo lo recibido. Y yo no puedo quedarme con mi boca callada, sino alzarla para dar gracias a Dios por la vida que hasta hoy me ha dado y por gastar mucho tiempo de ella en buscarte, en abrirme a tu Espíritu y por dejarme invadir de tu Amor. Gracias Señor.

Gracias, Señor, por la familia que me has dado, por mis hijos y nietos y, sobre todo, por la mujer que has escogido para ser mi compañera y la madre de mis hijos. Gracias por estar presente en nuestro matrimonio a punto de cumplir dentro de algo más de un año las bodas de ora. Gracias por hacerte presente y darnos tu Gracia en los momentos difíciles, de confusión, de tribulaciones, sobre todo por mi parte. Gracias, Señor, por tu Infinita Misericordia y soportar, sobre todo a mí, mis torpezas, mis errores y mis pecados. Pero, sobre todo, Señor, gracias por la fortaleza y paciencia que me has dado para soportar y superar las adversidades y dificultades en el camino.

Gracias, Señor, por, a pesar todos mis pecados, perseverar en tu presencia y, siguiéndote, aunque con más fracasos y decepciones que aciertos, sostenernos en el camino de tu Palabra. Gracias, Señor, por aquel momento que la muerte me sorprendió y Tú me salvaste retornándome a este mundo de nuevo. En esos momentos estaba alejado de Ti, al menos eso es lo que creo, y Tú me has rescatado enviándome de nuevo al mundo. Un envío que entiendo tiene una misión que que no sé, me preocupa, si realmente la estoy cumpliendo. Reconozco mis impotencias, mis fallos, mis apegos y mis pecados, y me intranquiliza en reconocer que quizás no estoy dando lo que Tú, que me has dado la libertad de elegir, esperas de mí.

Por todo ello, desde lo más profundo de mi corazón quiero aprovechar esta día para pedirte que me des la sabiduría, la fortaleza y la paz necesaria para tenerte siempre en el lugar más importante de mi corazón y el de esforzarme en cumplir tu Voluntad como mi primera prioridad. Alumbra mi camino, Señor, y una vez más reconozco pecador, y necesitado de tu Misericordia.