jueves, 14 de julio de 2022

ÉL ES CAMINO, VERDAD Y VIDA

Buscar en este mundo será vano. No hay otra alternativa, para encontrar esa felicidad eterna que todos buscamos, sino Jesús. Él es Camino, Verdad y Vida. Es nuestra referencia, nuestro modelo y nuestro guía. Sin Él nos desorientamos y perdemos el rumbo y objetivo de nuestra vida: la felicidad plena y gozosa eterna.

Jesús nos enseña a superar todos los obstáculos que nos impiden el camino correcto y verdadero. Nos invita a tomar su yugo y, como Él, ser manso y humilde para aceptar y soportar las adversidades que el camino de esta vida mundana nos presenta. Queramos o no las dificultades aparecerán y con ellas el sufrimiento y el dolor. Pero, en y con el Señor encontraremos sosiego, paz, sentido y fortaleza para aceptarlas y superarlas.

Todos nuestros esfuerzos deben ir dirigidos a poner como objetivo principal de nuestra vida la Voluntad de Dios. Así lo hizo Jesús y así nos lo enseña. La Voluntad del Padre debe ser nuestro principal objetivo. Todo los demás queda sometió a ella. Jesús, nuestro modelo, acata la Voluntad de su Padre y, toda su Vida, está puesta en y para hacer la Voluntad de su Padre. Voluntad que pasa por amar a todos los hombres hasta el extremo de entregar su Vida.

 

―La experiencia nos va descubriendo la dureza de la vida ―manifestó algo apesadumbrado Manuel.

―Se te ve triste ―alegó Pedro.

―No es para menos. La vida es dura y hay muchos momentos que el cansancio y la dureza del esfuerzo te amenazan con doblegarte y rendirte.

―Sí, eso es cierto, pero el Evangelio de hoy nos da esperanza y consolación ―dijo Pedro.

―Y es precisamente lo que me llena de esperanza y alegría. Tenemos Alguien donde apoyar todas nuestras fatigas, desilusiones y cansancios. Jesús se nos ofrece hoy como verdadero alivio de nuestro cansancio y agobios.

La cara de Manuel reflejaba el sentir de sus propias palabras. Su semblante apesadumbrado se tornaba ahora apacible, esperanzado y consolado. En y con Jesús la dureza de la vida encontraba descanso y paz.

 

El camino es duro y angosto pero, lo sabemos, su curso desemboca en esa gloria, plena de gozo y felicidad eterna que es el Cielo. Y ese final no debemos perderlo nunca de vista. Se nos ha dicho, es la puerta estrecha la que nos lleva a la felicidad eterna. Una felicidad que supera todas las adversidades que este mundo nos puede presentar.