La vida se hace
vida desde que tomamos conciencia de que nos ha nacido un Redentor. Redentor
que se visibiliza en ese Niño nacido en Belén. Y los pastores inician el nuevo
año con cantos y alabanzas a María y José y a ese Niño Dios nacido en Belén.
De la misma manera,
se me ocurre a mí FELICITAR
este
nuevo año que hoy comienza con el deseo de vivir todo el año en la presencia de
Dios. Un Dios encarnado en ese Niño de Belén que viene a este mundo a
anunciarnos que su Padre Dios nos quiere con Amor Misericordioso e Infinito, y
nos invita a compartir su Gloria con todos nosotros.
Necesariamente, el
vínculo que nos une y nos permite aceptar esa invitación de gozo y felicidad
eterna es el Hijo. Su Hijo predilecto que nos ha presentado en su bautizo en el
Jordán por Juan el Bautista. Allí, bajo la acción del Espíritu Santo, Jesús, el
Hijo de Dios Vivo, es presentado y anunciado al mundo. Y a nosotros se nos
invita a hacer lo que Él nos mande.
Entre todo esto,
María, su Madre, le da a luz por Voluntad del Padre, aceptando voluntariamente
a ser su esclava y cumplir su Palabra. Y, a pesar, como quizás nos suceda a
cada uno de nosotros, de no entender muchas cosas, María, la Madre, meditaba y
guardaba todo esto en su corazón.
Tratemos también
nosotros de meditar y guardar todo lo que recibamos de manos del Espíritu Santo,
aunque no lo entendamos, en nuestro corazón. Tengamos paciencia, esperanza y,
sobre todo, fe: La Luz llegará y podamos ver y palpar el Amor Misericordioso de
nuestro Padre Dios.
FELIZ AÑO 2025