martes, 25 de octubre de 2022

¡SIN APENAS DARTE CUENTA!

Así es el Reino de Dios, nace en ti, porque, desde tu nacimiento, tu Padre Dios ha dejado la impronta de su Infinito Amor Misericordioso en tu corazón que, en el instante de tu bautismo, ha sido visitado por el Espíritu Santo que te acompañará durante el recorrido de tu vida. Y te asistirá, fortalecerá y auxiliará en cada momento para que puedas superar y soportar las tentaciones y seducciones con las que el mundo, demonio y carne tratarán de apártate del camino que lleva a Dios.

No adviertes como, sin apenas darte cuenta, el Amor de Dios, si te abres a Él, va creciendo en Ti. Dios te ha creado libre, y esa libertad no te la presionará ni obligará tu Padre Dios sin tu permiso. Serás tú quien decida seguirle, abrir tu corazón a su Palabra y dejarte moldear, como el alfarero hace con el barro o el escultor con la piedra, tu corazón débil y moldeable como el barro, o endurecido y resistente como la roca.

Dado ese permiso que te hace responsable tu libertad, el Espíritu actúa como si se trata de un grano pequeñito de mostaza. Pequeñito, pero, dentro, lleno de vida, de fuerza, de amor y deseos de amar. Lleno de aliento para buscar el bien, la verdad y derramarse en caridad en todos aquellos que le necesitan y se cruzan en su vida.

Y crece de tal forma que llega a hacerse grande, robusto y fuerte. Diríamos, injertado en el Espíritu Santo, invencibles. Porque, Cristo y tú serán mayoría aplastante. Por eso, dejemos que el Espíritu Santo escriba en nuestro corazón la historia de nuestra vida y que, obediente a sus impulsos y acciones, nos dejemos regar por su Gracia para que nuestra vida, como una semilla que crece y se desarrolla, dé los frutos buenos que de ella se espera.