viernes, 25 de agosto de 2023

UN AMOR A DIOS UNIDO AL AMOR AL PRÓJIMO

No hay vuelta de hoja, si quieres y confiesas amar a Dios tendrás que amar al prójimo. Lo primero es reconocerlo y creerlo, y lo segundo será ponerlo en práctica. Esto segundo ya es más difícil y solo nunca podremos. Para ello necesitamos la acción del Espíritu de Dios que para eso ha bajado a nosotros en la hora de nuestro bautismo.

Por tanto, no tengamos miedo. La consigna está clara:  Amar a Dios implica amar al prójimo. Visto de otra manera:  sin amar al prójimo olvídate de engañarte a ti mismo porque no estarás, por muchas apariencias que hagas, amando a Dios. El camino es por tanto amar al prójimo. ¿Acaso no piensas que si Dios te lo manda es porque con su ayuda puedes cumplirlo? ¿Crees que Dios, tu Padre Bueno, te va a mandar algo imposible?

La cuestión es que para ti si es imposible, pero para Dios no. Unido a Él podremos amar al prójimo. Y ese es el reto, caminar unido al Señor y en constante esfuerzo y petición para que ablande nuestro endurecido corazón y nos dé la fortaleza, la voluntad y la sabiduría de amar al necesitado. Sobre todo al que sufre.

En esa esperanza caminemos sin miedos y confiados en que el Señor nos dará ese corazón generoso, empático y misericordioso para que podamos amar al prójimo tal y como nos ama el Señor. Pero no paremos de pedírselo, de intentarlo, de esforzarnos y de perseverar en ese empeño de amar a nuestro prójimo, sobre todo al más necesitado.