viernes, 14 de mayo de 2021

UN CAMINO MUY BIEN RESUMIDO Y SEÑALADO

 

Jesús nos traza el camino a seguir. Nos hace, digamos, un resumen de lo fundamental y necesario para seguirle, advirtiéndonos, primero, que permanezcamos en Él como Él permanece en el Amor del Padre. Tal y como el Padre le ha amado, así - nos dice - nos ha amado Él. Por tanto, nos invita a permanecer en su Amor. Y la pregunta que surge espontánea e inmediata es: ¿Y cómo permanecemos en Él?

La respuesta viene enseguida. Jesús nos aclara el camino: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Y todos sabemos, lo tenemos incluso impreso en nuestro corazón, los mandamientos que nos manda el Señor. Todos se contienen en uno: Amor. Uno, que se extiende también al prójimo. Amar a Dios, primero, pero casi unido al segundo, que se refiere al prójimo. Porque, de no amar al prójimo, mientes si dices que amas a Dios. Por lo tanto, están ligados el uno con el otro.

Y ese amor, continúa Jesús, no es un amor etéreo, intangible e invisible, sino un amor que se concreta y se manifiesta en el día a día de tus relaciones con los demás, con aquellos que entran directamente o indirectamente en tu vida. Porque, ¿si no manifiestas tu amor con ellos, que están a tu lado, como puedes manifestarlo con Dios al que no ves?

Y termina Jesús diciendo que la elección la hace Él. No somos nosotros quienes le hemos elegido, sino que ha sido y es el Señor quien nos crea y nos elige. Claro, nos da libertad para responder o no. Luego, de ti depende que abras tu corazón y le pidas al Padre lo que realmente necesitas para responderle y seguirle. Jesús te dice que todo lo que pidas al Padre en su nombre se te concederá. Y, por último nos recuerda que lo que quiere de todos nosotros es que nos amemos los unos a los otros.