El Misterio me
sobrecoge y sobrepasa, y hay instantes en mi vida que me deja perplejo y anonadado.
¿Cómo puede alguien existir siempre?, es la pregunta que revive en mi corazón. Mi
corta mente nunca podrá entender eso.
Sin embargo, ¡me
toco y es real, existo! Luego, ¡Alguien me ha creado! Y eso deja claro, en mi
corta y humilde mente, que ese Padre Dios, Bueno y Misericordioso ha existido,
existe y existirá eternamente por los siglos de los siglos.
Y yo, Señor, Hijo
del Padre. Mesías prometido, que has nacido en Belén, fiesta que hemos
celebrado estos días, creo profundamente en tu Palabra. Tú, mi Señor, eres el
Verbo hecho carne, que, rebajándose de su dignidad de Dios, sin perder su Naturaleza
Divina, ha tomado la humana, se ha hecho hombre como yo menos en el pecado. Y
todo para mostrarme el Camino, la Verdad y la Vida.
Tú, Señor, Hijo de
Dios, nos muestra la Gracia y la Verdad sellada en la Ley que nos dejo Moisés.
Una Gracia y una Verdad que nos purifica y nos hace hermanos en el amor y la
misericordia que da sentido a la Ley y a los Profetas. Y de Ti, mi Señor, recibo
esta fe que se fortalece en el amor de compartir con los hermanos tu Camino, tu
Verdad y tu Vida.
Gracias, Señor, porque, aunque es cierto que nadie te ha visto, sí, por tu Gracia experimentamos tu presencia, y en la Palabra, tu Hijo, nuestro Señor, nos manifiesta tu Amor y Misericordia enseñándonos el Camino, la Verdad y la Vida.
FELIZ AÑO 2025