martes, 6 de octubre de 2020

ESCUCHA - PALABRA - VIDA

Estar fuerte exige primero prepararse y ello demanda esfuerzo y trabajo. En el sentido que nos ocupa, el servicio demanda primero oración. Y la oración se compone de silencio para escuchar y luego, esfuerzo, para lo escuchado llevarlo a la vida. Escucha, Palabra y Vida, sería la conclusión de lo reflexionado.

Jesús, que conoce y sabe de nuestras necesidades, nos sugiere a eso, a orar para, fortalecidos por la oración, nuestra disponibilidad y servicio a los demás sea entregado, gratuito y, sobre todo, realizado por amor. Y es eso lo que Jesús responde a Marta: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada». 

Al parecer esta escena tiene lugar poco después de que Jesús ha narrado la parábola del buen samaritano al escriba y enviarle a hacer lo mismo (del Evangelio diario de la Compañía de Jesús). Se trata de advertir que no hay contradicción en la Palabra de Jesús respecto a lo que le dice a Marta. Jesús pone la oración - espacio de estar con Dios - en primer lugar, para luego plasmar en los actos de nuestra vida la vivencia de su Palabra. Primero orar y luego servir.

El servicio a los demás, sobre todo a los enemigos, pasa primero por el amor. Sin amor nos será imposible servir a quienes nos odian y nos hacen daño. Un hombre que no reza no estará disponible para servir a los intereses contrarios a sí mismo. Pone sus proyectos en primer lugar y a su propio servicio. De ahí la respuesta que Jesús da a Marta sugiriéndole que María ha elegido lo mejor y primero. Porque, de ser la oración sería y, por tanto, comprometida, la disponibilidad al servicio será su consecuencia.