Nosotros no percibimos
muchas cosas por las que pasamos todos los días. Un día, después de pasar innumerables
de veces por ella, tomo en cuenta el nombre de esa calle que conocía por las
casas o comercios que había en ella, pero no por su nombre. De la misma manera
se nos escapan otras cosas que sí, Jesús tiene presente.
Somos, cada uno, personas
muy importantes para Jesús. Y Él ve en nosotros cosas y valores ocultos a
nuestra manera de mirar, de ver y pensar. No entendemos como Mateo, aquel recaudador
de impuestos, puede ser llamado por Jesús. Vemos en él un aliado y colaborador de
los romanos, ¿cómo lo puede llamar Jesús? Sin embargo suponemos, aunque no lo
entendamos, que Jesús sabe y ve lo que hay y se esconde en lo más profundo de su
corazón.
También ocurre así
con cada uno de nosotros. Jesús sabe cuando nuestro corazón está disponible y
abierto a un cambio. Un cambio que está sembrado desde el principio en lo más
profundo de nuestro corazón. Un corazón que quizás endurecido por el trajín de la vida y
las seducciones del mundo se ha endurecido y le cuesta abonar su propia tierra
para que fertilice esos frutos que puede dar la semilla sembrada en él.
Es evidente que
Jesús se preocupe, aunque lo hace con y por todos, de manera especial con los más necesitados, los
enfermos, los sometidos, viciados, esclavos, marginados…etc. Porque el sentido
común nos dice que son los enfermos los que más necesitan al médico. Jesús lo
dice claramente en el Evangelio de hoy: (Mt 9,9-13) … «¿Por qué
come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo:
«No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a
aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio.
Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
La misericordia está antes que los sacrificios y todo aquello que se traduce en actos de piedad o prácticas piadosas. Porque, ¿si no perdonas, como pretendes que te perdone tu Padre Dios? Ahora la cuestión es ver si yo realmente me considero enfermo y pecador.