miércoles, 11 de mayo de 2022

LA PRUEBA ES LA FE. TE LA DA DIOS, PERO, TE TOCA A TI DEJARLA ENTRAR.


No le des vuelta al asunto. La cuestión se centra en la fe. Crees o no crees. Tienes muchas razones para fiarte de la Palabra de Jesús, el Señor. Y, también, tendrás muchas tentaciones y dudas con las que el mundo – uno de los tres enemigos del alma – trata de seducirte. La lucha es esa, o te entregas al Señor o escoges el camino que te ofrece el mundo seducido con sus placeres carnales y en manos del demonio. Ahí están contenidos los tres grandes enemigos del alma.

La experiencia de tu propia vida te va, a lo largo de tu propio camino, descubriendo que el único y verdadero camino es el que te revela la Palabra de Dios. La Vida y Obras de nuestro Señor te descubren su Infinito Amor Misericordioso, mientras que el mundo, una vez te tiene en sus manos, te destruye y te pierde. Esa felicidad – aparente – que el mundo te presenta y te ofrece es una felicidad apoyada en arena movediza que, apenas la consigues, se hunde y se convierte en dolor y sufrimiento. No hay más caminos que esos, la vida, y Vida Eterna, o la muerte y vida de sufrimiento y dolor. Se te ha presentado en el Deuteronomio – Dt 30, 15 – para que nadie te engañe. Tú decides.

Jesús habla claro y, en el Evangelio de hoy no lo puede decir más claro: (Jn 12,44-50): En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no