miércoles, 27 de abril de 2022

EN LA LUZ SE DESCUBRE LA MENTIRA Y SE VE LA VERDAD

Es evidente que la luz nos compromete. En la luz se descubre la mentira y se ve la verdad. Es, pues, evidente que aquellos que viven en la mentira prefieran la oscuridad a la luz. Y ese es el caso de los que esconden la mentira para, falseándola, presentarla como aparente verdad. Por eso, evitan la luz y viven en la sombra, la penumbra y la oscuridad. Es el ambiente que les gusta y les viene bien. No hace falta poner ejemplos, quien lea esto ya estará pensando en esa clase de personas que están agazapados en la mentira adulterándola como aparente verdad. Todo con la intención de arrimarla a sus mal e intencionados intereses egoístas.

El Evangelio es tremendamente actual. Todas sus Palabras pueden aplicarse a este momento – siglo XXII – que vivimos. Los que viven en la mentira buscan la oscuridad. Le viene como anillo al dedo. Mientras, los que viven en la verdad buscan la luz. Gustan de que sus buenas obras sean vista por todos y que se beneficien de las mismas. No es, no estoy diciendo eso, que busquen honores, ser admirados y lucirse con sus buenas obras, sino que todo lo hacen en la luz, en la transparencia para que se conozcan y se vean. No con el fin de lucimiento y recompensa, sino para que se conozcan sus intenciones y la verdad.


Quienes viven en la verdad no temen la luz. No solo la luz de este mundo, sino la Luz de nuestro Padre Dios que lo ve todo. Porque, de tonto es querer ocultar tus malas intenciones en la oscuridad, pues, Dios lo ve todo. Y quien se aparta de la luz es por algún motivo, huye de la verdad y no quiere ser visto. Se esconde en la mentira. Ahora, lo verdaderamente importante es preguntarnos: ¿Cómo y dónde vivimos nosotros, en la luz o en la oscuridad? ¿Tenemos cosas importantes que ocultar y nos molesta la luz? Jesús termina es pasaje evangélico con esas palabras: … Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».