El Evangelio es tremendamente actual. Todas sus Palabras
pueden aplicarse a este momento – siglo XXII – que vivimos. Los que viven en la
mentira buscan la oscuridad. Le viene como anillo al dedo. Mientras, los que
viven en la verdad buscan la luz. Gustan de que sus buenas obras sean vista por
todos y que se beneficien de las mismas. No es, no estoy diciendo eso, que
busquen honores, ser admirados y lucirse con sus buenas obras, sino que todo lo
hacen en la luz, en la transparencia para que se conozcan y se vean. No con el
fin de lucimiento y recompensa, sino para que se conozcan sus intenciones y la
verdad.
Quienes viven en la verdad no temen la luz. No solo la luz
de este mundo, sino la Luz de nuestro Padre Dios que lo ve todo. Porque, de tonto
es querer ocultar tus malas intenciones en la oscuridad, pues, Dios lo ve todo.
Y quien se aparta de la luz es por algún motivo, huye de la verdad y no quiere
ser visto. Se esconde en la mentira. Ahora, lo verdaderamente importante es
preguntarnos: ¿Cómo y dónde vivimos nosotros, en la luz o en la oscuridad?
¿Tenemos cosas importantes que ocultar y nos molesta la luz? Jesús termina es
pasaje evangélico con esas palabras: … Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el
que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas
sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de
manifiesto que sus obras están hechas según Dios».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.