miércoles, 4 de diciembre de 2013

CON POCO HACE MUCHO

(Mt 15,29-37)


De poco, Tú Señor, haces mucho. Y con poco, a Ti Señor, te basta para satisfacer las necesidades de otros muchos. Es la manifestación de tu grandeza y de tu poder. Pero también, la manifestación de tu Misericordia y de tu Amor. Te compadeces de las necesidades de los demás, y te compadeces porque las descubres y no miras para otro lado.

¿Estamos nosotros actuando así? ¿Percibimos las necesidades que otros tienen y que nos demandan? ¿O simplemente callamos, hacemos mutis y nos quitamos del medio en silencio? Supongo que de todo un poco. Somos pecadores y huimos del complicarnos la vida. Nos molesta, más que esforzarnos en dar solución a necesidades que otros no pueden satisfacer, el no saber cómo solucionarlas.

Pienso que los apóstoles de saber cómo hacerlo, hubiesen dado de comer a aquella multitud. Pero el no saber, y menos poder, nos evaden de mirar el problema. Bien es verdad que muchas veces lo excluimos sin apenas esforzarnos en intentarlo, pero otras, queriendo no sabemos ni cómo o qué hacer.

Sin embargo, al margen de todo esto, lo importante es saber que con Jesús podemos encontrar soluciones y ayudar a otros, al menos, a aceptar, superar y luchar contra las adversidades y sufrimientos. No podremos quitar el sufrimiento que cada cual tendrá que sufrir y soportar, pero si compartirlo y aliviar la carga. También las adversidades nos predisponen a la escucha y mirada atenta a Jesús. Quizás a través de ella podemos encontrar el camino de encontrarnos con Él.