viernes, 8 de mayo de 2020

UNA MORADA EN EL CIELO

YO SOY EL CAMINO ; Evangelio San Juan 14: 1-6 ; YO SOY
Jn 14,1-6
Sabemos que cada día y en cada instante están muriendo muchas personas en el mundo. Unas por accidentes, otras por enfermedades y otras por enfrentamientos, guerrillas o guerras. Por una causa u otra la muerte siempre está presente. Concretamente, hoy me he enterado de la muerte de un gran amigo con el que he compartido una parte de mi vida en la fe. Murió el martes pasado, pero, yo me he enterado hoy. De cualquier forma, con el confinamiento del covid19 no hubiese podido ir a despedirle.

Pero, lo verdaderamente importante es, ¿sabemos que ocurre inmediatamente después de nuestra muerte? ¿Sabemos a dónde vamos? ¿Cuál es nuestra esperanza? El Evangelio de hoy nos da respuesta a esa pregunta que nos hacemos. Nos dice: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.

¿Responde eso a tu pregunta? ¿Lo crees, o no lo crees? No cabe duda que esa promesa nos da mucha esperanza, porque, caminar por este mundo pensando que la muerte es lo último nos llena de tristeza y, la vida pierde todo su sentido. Experimentamos en nuestro interior ese deseo y oírlo de labios de Jesús nos llena de gozo y esperanza. Yo, Señor, aunque Tú no existiera ni me hubieses anunciado esa promesa e invitación, yo esperaría que Alguien viniese a decírmelo, porque, dentro de mí hay un deseo ardiente de eternidad y de encontrar una morada eterna y gozosa.

Y Jesús continúa diciéndonos: Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.