viernes, 13 de junio de 2025

EL PECADO ESTÁ, NO SOLO EN EL ACTO EN SÍ, SINO TAMBIÉN EN LA INTENCIÓN

Mt 5, 27-32

    No se trata de mirar sino de que esa mirada lleve la intención de hacerlo, de poseer con deleite y satisfacción. Basta con la intención para que esa mirada sea motivo de pecado. Cometer adulterio no consiste solo en hacerlo sino en desearlo. Basta con la intención y el deseo para que la simple mirada sea constitutiva de pecado. Y eso cada cual lo sabe y lo intuye. Y basta también con el rechazo y la lucha por no admitirlo para que seas librado de caer en él.

    —¿Estás de acuerdo, Pedro?
    —De acuerdo, la simple intención hace que el pecado, aunque no se haya realizado,  se haya cometido. Porque, así lo creo, la simple intención y el deseo de satisfacerte y desearlo hace que hayas caído en el pecado. ¿Te parece? 
    —Sí, plenamente de acuerdo.

   Estaba claro, ambos amigos habían coincidido, la intención basta para que el pecado sea cometido aunque el hecho o acto en sí no se haya consumido. Y es que del corazón salen también todas las malas intenciones que manchan al hombre.