miércoles, 16 de febrero de 2022

EL AMOR, LA LIBERACIÓN QUE SE ESCONDE TRAS LA CRUZ

La idea era la de un Mesías fuerte, poderoso y capaz de derrotar y expulsar al pueblo romano liberando a Israel de la opresión y sometimiento de Roma. No cabía otro pensamiento. Dios había liberado al pueblo de la esclavitud de Egipto, que menos de esperar un Mesías liberador y con poder. Ese era el pensamiento del pueblo y el Mesías que imaginaban. Quizás, si pensamos serenamente, también nosotros deseamos y esperamos un Mesías que nos salve de todos nuestros problemas y situaciones de difícil solución. Posiblemente, no entendemos el martirio ni el sacrificio.

Sin embargo, no sucedió así. El plan de Dios es otro. Se presenta humilde, pequeño, pobre y uno más entre los demás. De tal forma, que les cuesta – a sus propios paisanos – reconocerle como el Mesías enviado. No pueden imaginar, menos creer, que aquel joven, que creció entre ellos y era uno más entre los jóvenes de Nazaret fuese ahora el Mesías enviado para liberar de la esclavitud al pueblo de Israel.

No entendemos cual es nuestra esclavitud. Porque, no se trata de la esclavitud del poder, sino de la esclavitud del pecado. Se trata de ser, de ser libre para amar. Amar en verdad y justicia, y estar dispuestos a entregar la vida por ese amor gratuito y sin condiciones. ¿No fue así como se ofreció Jesús? ¿No es así como nos ama Jesús? ¿Y no es así como nos llama a, dándonos por amor a los demás, dar la vida por los otros, incluso los enemigos?

También estaban confundidos los apóstoles. Tuvieron que oír a Pedro manifestar y declarar a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios vivo para empezar a entender. Y, se abrieron sus ojos y oídos cuando contemplaron la Pasión y Muerte de Jesús en la cruz. La Resurrección completó esa fe que antes no sentían. Quizás a nosotros nos suceda algo parecido. Necesitamos abrir nuestros ojos y oídos para ver y oír que Jesús está presente en nuestra vida y es el Mesías que nos libera de la esclavitud del pecado.